Cavalcades

Es retablo de siete narraciones con personajes muy diversos unidas por el protagonismo de los caballos, en una transposición clara hacia los humanos: sienten, piensan y se expresan más o menos igual. En la línea de los bestiarios medievales y modernos, el supuesto carácter ejemplar de las enseñanzas de los animales queda en segundo plano y emerge la narración pura, la fuerza y el empuje de las historias y de la lengua. A pesar de ser publicado en 1949 con grandes dificultades en medio de un panorama de posguerra gris y desolador, y distribuido de bajo mano entre amigos y conocidos, Cavalcades no pasó desapercibido y obtuvo el Premio Concepció Ravell al mejor libro de prosa literaria en los Juegos Florales de Montevideo.