Mosaic III

Mosaico es el único libro que Caterina Albert escribió en primera persona. Esta vez el camino no le hace la imaginación: son episodios de infancia, impresos tan vivamente en la memoria que estallan con frescura cuando la autora, cerca de cumplir ochenta años, los rescata, como harán más tarde sus hermanas Nathalie Sarraute o Alice Munro. ¿Por qué volver a la infancia? Por el placer de reencontrar las cosas que has amado en este mundo, sean la abuela o una gallina. Y para rehacer el camino que va de la prehistoria individual, en el que una criatura de cuatro años se rebela para defender su albedrío, en el ejercicio consciente de un arte que anida en ti y te transforma a poco que lo dejes . Publicado en 1946 en una versión reducida, Mosaico III aparece hoy con diecisiete piezas inéditas reencontradas por Blanca Llum Vidal y Agnès Prats en el Archivo Municipal de l'Escala. Es una excavación en la intimidad, ese fundamento invisible que precede a toda gran obra y donde se construye la libertad interior. En femenino, a pesar del seudónimo que Caterina Albert nunca abandonó, como quien hace un último pam-i-pipa: en masculino me levanto las faldas.