L'educació del gènere humà

Cuando Lessing publicó La educación del género humano, en 1780, tenían que pasar todavía cuatro años para que Kant adoptara el famoso lema Sapere aude, que resumía el sentido de la Ilustración. El valor que él daba a esta corriente se centraba en el uso de la propia razón como herramienta principal del conocimiento, contrapuesta a la preeminencia en Europa, durante bastantes siglos, de la mentalidad religiosa. El poder que habían alcanzado las instituciones eclesiásticas hacía que cualquier referencia al tema fuera susceptible de ser censurada o castigada con severidad, y por eso hay que leer con mucha atención -y menudo entre líneas- esta obra capital del pensamiento ilustrado que reivindica la razón por encima de todo y plantea la necesidad de una divinidad prescindiendo de la revelación y de los escritos de hermenéutica religiosa.