Cremareu aquesta carta

La diplomacia, las alianzas y los dulces fueron las armas más firmes con las que luchó el azucarero Juan Caro en la guerra de las Germanías: "Un dulce no amarga a nadie; al contrario, puede abrir puertas" era su lema. Implicado en el movimiento hermanado, la figura de Caro provocaba desconfianza: cuestionado por los hermanados radicales porque quería la paz y rechazado por la nobleza porque defendía la causa del pueblo, la contradicción fatal de Caro no fue que llegó a capitán general de la Germania, ni maestro racional, sino que confió demasiado en su habilidad política.