Antígona

Antígona se enfrenta a la duda de ser fiel a sus creencias más íntimas, que le obligan a enterrar a su difunto hermano Polinices, u obedecer la ley pública de Tebas recientemente promulgada por el nuevo rey de esta ciudad, su tío Creonte, que castiga la grave ofensa de Polinices contra Tebas prohibiendo drásticamente su entierro. Quien desobedezca esta ley será condenado a muerte. Pero inesperadamente Antígona, una mujer joven, casi una niña, la desobedece abiertamente, heroicamente, virilmente, sabiendo muy bien que esto le costará la vida. Antígona plantea cuestiones de derecho y moral que son tan rabiosamente vigentes hoy como hace más de dos mil años. La contraposición entre el orden cívico, por un lado, y el imperativo familiar y religioso, por otro lado, es el gran tema debatido en esta tragedia, sin duda, pero una lectura contemporánea nos lleva igualmente a reflexionar sobre la im)pertinencia de las desobediencias civiles, sobre la libertad de los individuos y el totalitarismo de los estados, sobre la democracia y la tiranía, sobre el significado de las guerras y la fuerza del amor, sobre los roles de género y los roles de edad, y nos lleva, en definitiva, a mirarnos de nuevo al espejo, como seres humanos y como sociedad.