Un cuento al revés

Todo era un sueño. Los cuentos solo existían en los libros y sus personajes no eran más que ficción. Nada... Nada de lo vivido era real. Solo un sueño. Pero las heridas estaban ahí, las cicatrices marcaban su piel, y su corazón lloraba una traición. El mundo de Ariel se había transformado, como todo lo que le habían contado, todo lo que había leído, todo lo que le habían inculcado. El cuento era muy real. Las piezas del ajedrez estaban dispuestas en el mapa de la fantasía, y ella solo debía descubrir la verdad. Su verdad. Sin olvidar que en esta historia los malos no son tan malos y los buenos esconden una doble cara. Que el objeto más insignificante puede ser muy poderoso y que puede hallar al mejor aliado en el sitio más insospechado. Que las sonrisas engañan, los secretos se esconden bajo el mar y el dolor se puede batallar. Todo tiene una razón, aunque estemos ciegos y no sepamos mirar, porque este mundo siempre será un cuento al revés.