Sin defensa

Scottie Pippen ha sido llamado uno de los mejores jugadores de la NBA por una buena razón. En pocas palabras, sin Pippen, no habría carteles de campeonatos, y mucho menos seis, colgando de las vigas del United Center. No habría documental El ÚLTIMO BAILE. No habría un Michael Jordan tal y como lo conocemos. Los Chicago Bulls de la década de 1990 no existirían como los conocemos. ¿Cómo pasó el menor de doce hermanos de crecer en la pobreza en la pequeña ciudad de Hamburgo, Arkansas, pasando por dos tragedias familiares en el camino, a convertirse en una leyenda reverenciada de la NBA? ¿Cómo es que el escuálido adolescente, pasado por alto por todos los programas universitarios importantes de baloncesto, se convirtió en la quinta selección general en el Draft de la NBA de 1987? Y, quizás lo más convincente, ¿cómo Pippen dejó de lado su ego para que los Bulls se convirtieran en la dinastía de baloncesto más dominante del último medio siglo?