Los que esperan su duelo

La tarde en que le anuncian que Gabriel, su esposo, ha sido interceptado por una de las bandas paramilitares que infestan la región, María tiene un presentimiento sombrío. Un impulso tan irreflexivo como ineludible la empuja a buscarlo sin tregua, aun a riesgo de su propia vida. Un errar a ciegas solo truncado por la detención inesperada, en la ciudad, de su hijo. En cuanto acude en su auxilio, el mismo grupo armado, al mando del comandante Ambarino, se apodera de su pueblo, decretándole el destierro. Ella luchará por sobrevivir, pero sobre todo por sobreponerse a la angustia y a la añoranza incubadas en su alma. ¿Podrá averiguar el destino de Gabriel? ¿Podrá regresar algún día a Almadía? Estos interrogantes la inducirán a enfrentarse al peor de sus verdugos. Atrapada por una guerra que discurre a comienzos de este siglo en un país meridional, la vida de María, como la de otros pasajeros de esta historia, nos alerta de los efectos demoledores de la ausencia y dibuja sobre el negro lienzo de la desmemoria, o el olvido, un relato acerca del valor de la esperanza. El más genuino instinto humano.