Este libro es la crónica de la nueva modernidad, el mural de un país insólito y a menudo estupefaciente donde la mentira prospera como un reguetón, el Parlamento se parece a un plató, y la dicha depende de un like. Todo, bajo la sospecha de que «el mundo es un viejo error».
Aquí está el retrato de un tiempo loco y líquido, donde brilla un puritanismo homicida, Tinder computa como lectura, las mascotas usan mejor butaca que un abuelo y el pensamiento se cambia el bikini en el almanaque de Instagram.
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