Joana ha tocado fondo. No solo porque se ha quedado sin piso, sin trabajo y sin pareja en plena treintena, sino porque ha entrado en un estado en el que ya nada en su vida parece tener sentido. Así que, antes de cometer una estupidez y sin saber muy bien adónde va ni qué espera encontrar, coge una mochila vieja y decide hacer el Camino de Santiago, aunque nunca haya andado por placer. Solo necesita sentir que avanza, y ahí las flechas amarillas marcan claramente la dirección. Michael, Kalet, Emily y Nick la ayudarán a volver a reír, a sentirse libre y a seguir caminando.

Tweet