Eterna Cadencia (España), 2024
(Novela)
672 p. 22x14 cm.
9788412846256
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Me dije que tal vez era cierto después de todo que las ideologías están muertas; me regodeé mirando por la ventana del bar cómo el sol caliente de la primavera de Buenos Aires comenzaba a fundir todas las convicciones del invierno.
Ricardo Zevi traduce para Turba -una editorial de izquierda y de las últimas que a comienzos de los 90 aún tenía un traductor en planta- a un filósofo liberal y racista que estaba terminando de remover las pocas coordenadas ideológicas que le quedaban. Había caído el Muro de Berlín y la URSS colapsaba dejando. En eso pensaba Zevi cuando en un bar conoce a Romina, una salteña adventista que recorría las mesas llevando la palabra del Señor. Romina resulta ser justo lo que necesita, alguien capaz de vivir las aberraciones e inclemencias del destino como una estratagema de Dios, pero junto con el amor surgen también los obstáculos. Los problemas sexuales abren la puerta a la perversión y la violencia. Mientras en Turba, ese reducto hasta entonces inmune a la explotación debido a las ideas progresistas de sus dueños, comienza a operar el ¿remedio milagroso? de la flexibilización laboral.
Una novela extraordinaria que con una prosa de tono lírico y una fuerza abrumadora retrata y reflexiona acerca del mundo del trabajo, el desbande sindical y la crisis de la izquierda en tiempos de ajuste neoliberal y menemismo, pero también acerca de las posibilidades e ironías del amor en medio de la desesperación y la impotencia.
En palabras de Elvio E. Gandolfo, “una de las mejores novelas argentinas que se hayan escrito desde 1810”.
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