El ir y volver de los pájaros, las penas y risas de la vida a los setenta años, la renuncia a la pareja, las conversaciones con sus hermanas en pleno encierro, los cambios sociales de un país y un mundo enardecidos, los amigos que mueren, la feliz dedicación a un nieto, las relaciones entre los perros del campo donde vive, la deslumbrada lectura de los clásicos. Marcela Serrano se dio a la tarea, durante tres años consecutivos, de consignar en cuadernos, a mano, algún hecho de cada día. Entre la fragilidad y el goce, observó su propia vida y lo que ocurría en su entorno, donde encontró tantas o más aventuras que en la ficción. Asignándole a cada cuaderno un foco –delicias cotidianas para el
primer año, asombros para el segundo y la luminosidad del sol para el tercero–, Serrano renueva sorprendentemente con A vuelo de pájaro las formas de su escritura, al tiempo que expone las derivas de una mujer que en la madurez se piensa a sí misma con arrojo y curiosidad.
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