Available on request
Nada es más frecuente en las sociedades contemporáneas que el miedo y la indiferencia hacia lo extraño. Parecemos incapaces de desechar los prejuicios que impiden cuestionar los relatos discriminatorios que nos separan. Sin duda, buena parte de la decadencia de la vida pública tiene raÃz en la poca disposición para ponernos en el lugar del otro.
«Un acto de hospitalidad no puede ser sino poético», dice Jacques Derrida en el epÃgrafe de este libro, cuyo punto de partida es una premisa fundamental: la imaginación es un acto de resistencia polÃtica en tanto que suscita el traslado, esto es, la posibilidad de experimentar significativamente la vida de los otros. Hay que tener en cuenta este poder para hospedar e implicarnos con cuerpos e historias ajenas si queremos combatir la barbarie y esa idiotez que nos aÃsla de lo público.
La propuesta de esta obra es decisiva: para revertir algo del descrédito de la polÃtica debe prestarse atención a aquellas narrativas que nos sensibilizan contra el abuso de poder, el racismo, el fanatismo, el dolor de los demás. La vida en común nos exige cultivar ese simulacro que revela la individualidad y las condiciones sociales de personas con otra ideologÃa, religión o cultura.