Una mujer adicta al sexo, un esposo tarado que escoge los regalos más inadecuados para su mujer, una azafata que sueña con jubilarse, una locutora radial de madrugada, una derechista pistolera, una pintora que no consigue vender sus cuadros. Este universo de personajes, esta fauna de seres delirantes, es la que habita en Yo soy una señora. En estos cuentos, atravesados por el humor y la ironía, el autor ha logrado un registro oral que transita entre la confesión de parte, el relato testimonial y el chisme: cada página nos transmite la sensación de estar sentado en una sala de espera junto a un extraño que, sin ninguna vergüenza, comparte los detalles más privados de su vida, esos de los que normalmente nadie quiere hablar, pero que, en realidad, todos disfrutamos escuchando |