Y así sucesivamente, publicado por primera vez en España en 1987, inauguró la última etapa de la obra de Silvina Ocampo con una prodigiosa exhibición de vitalidad literaria. Lejos de todo ideal de serenidad, de madurez apacible o desencantada, el "estilo tardío" de la autora renovó su pacto con el arte narrativo y la magia para crear ficciones cada vez más insólitas, más poéticas, más experimentales. Por eso no es casual que incluyera en este libro dos cuentos publicados en la revista Sur en 1938 (y nunca antes recogidos en volumen), como si hubiese descubierto, pasados los ochenta años, que aún tenía toda su juventud por delante. Porque sólo una imaginación soberana, invulnerable al desgaste gradual que impone la experiencia, podía inventar con tanta soltura un niño prodigio que toca con el dedo gordo del pie, en un piano desafinado, obras de grandes compositores inspiradas en el agua; una mujer que se transforma en automóvil; una estatua ecuestre que ejecuta una venganza; un jardinero que echa raíces, literalmente, en la tierra; o un perro enamorado de un trapo de piso. Estos son algunos de los personajes que pueblan Y así sucesivamente, uno de los libros más deslumbrantes de una escritora que mantuvo, a lo largo de su vida y de su obra, una discreta convivencia con los milagros. |