En este libro se desarrollan cuestiones de filosofía social en Adorno, vinculadas a los procesos de subjetivación, como mecanismos inconscientes, que paralizan la capacidad crítica y corrompen las formas de satisfacción pulsional, manteniendo a la humanidad en un estado permanente de barbarie. La industria de la cultura y el fascismo —como fenómenos totalitarios de los últimos tiempos— consiguen su efectividad a través de un debilitamiento de los aspectos conscientes del yo, operando a modo de un «psicoanálisis al revés» (Lowenthal en Jay, [1974] 1989, p. 285). Esto no significa reducir los problemas de la humanidad a los problemas del capitalismo o el totalitarismo alemán, y quizá el carácter más resistido y problemático de Dialéctica de la ilustración (1947) sea el de denunciar que toda la historia de la razón occidental ha sido, y puede llegar a seguir siendo, una reedición de la barbarie. El pasaje del imperativo económico a un imperativo ético establece que hay un conflicto «más radical y originario» que el conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción: el conflicto entre los seres humanos y la naturaleza, en el que está implicado el carácter del trabajo humano. |