El amor, gran tema de la poesía, suele ser el naciente o el que se malogra. E inseparable del amor está la muerte. Eros y Tanatos, dos caras de la más cara moneda. El amor puede sostener el poema o dirigir su desarrollo. La muerte asomará en algunas ocasiones o parecerá que desaparece, pero nunca lo hará del todo, para que no nos olvidemos de ella. Incluso el amor puede ser la muerte misma. Se trata de un entrelazamiento, un bucle, una cadena. La muerte da sentido a la vida. Aceptándola, el poeta le pide, sin embargo, que “no condiciones sus actos” |