En educación, ir a contracorriente no es una simple actitud: es una convicción para caminar hacia la sociedad que queremos. Un día decidimos dejar de situar el foco en el objeto de estudio y lo pusimos en nuestros alumnos, los verdaderos protagonistas del proceso de aprendizaje en un espacio de diálogo, de imaginación, de intercambio de emociones y de reflexión. Y entendimos que un profe rebelde puede cambiar un aula, pero una educación rebelde que incluya a todos sin excepción puede transformar una sociedad y lograr un futuro mejor |