La tensión, sabemos con Edgar Allan Poe, Bosch, Cortazar, Borges, Gabo, etc., configura el “suspenso”. Ocultar/revelar, ello en el manejo del tiempo narrativo, implica una graduación (G.Genette), un ir y venir de la información del narrador al lector. Y así, encontramos todo un arte de contar historias de Roberto Gil de Mares, en sus narradores estrategas. El narrador/los narradores van más allá de la elaboración o cálculo discursivo de una sorpresa. Lo que propone es un giro reflexivo, cuestionador, una vuelta de tuerca del relato con relación a la historia contada en primera o segunda personas, en Bogotá, o en Los Ángeles, Las Vegas o Barcelona... Esto, en cuanto a la situación vivencial de los personajes, desde la axiología o escala de valores de los mismos y del narrador. Algo irrumpe para romper la linealidad de las situaciones y, en el giro, se alcanza otra dimensión inesperada, un choque de valores y nuevas situaciones, una otredad humana |