Reunimos bajo el título de Tres buenas piezas las adaptaciones teatrales que surgieron de nuestra colaboración con el director Juan Carlos Pérez de la Fuente. Tres versiones que ordenamos según el momento en que fueron escritas. Así, abre nuestro volumen El tiempo y los Conway (1937), meditación originalísima sobre ese fenómeno que nos va desgastando a diario y que llamamos tiempo, una de las obras maestras del británico J. B. Priestley (1894-1984), que supuso nuestra primera colaboración con Juan Carlos. La sigue Tarde te amé, una reescritura de las Confesiones de San Agustín. Nuestro amigo nos propuso en esta ocasión pergeñar un relato dramático, interpretado por un solo actor, que diese cuenta de la fascinación que le inspiraba el santo nacido en Tagaste (actual Argelia), en el año 354. Y como los abajo firmantes éramos seguidores empecinados del obispo de Hipona, aplaudimos la idea y nos pusimos manos a la obra. Por último, nos embarcamos en la adaptación de la Numancia cervantina, escrita entre 1582 y 1585. Con la complicidad de Juan Carlos eliminamos no poco texto original y cambiamos nombres e incluso sexos de algunos de los protagonistas tratando de acercar el texto a la sensibilidad de nuestro tiempo, manteniéndonos siempre en la estela espiritual del autor del Quijote. Cervantes ejerce en toda su producción literaria como un auténtico abogado de perdedores y desheredados, y esto se ve con meridiana claridad en Numancia. Ojalá podamos pronto dar continuidad a este volumen siguiendo a Juan Carlos Pérez de la Fuente en sus nuevas aventuras dramáticas, y que ustedes nos acompañen. |