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Debe de haber sido en 1981 o 1982, durante mi primer viaje de retorno a Chile desde el exilio, que me rencontré con Alfonso Calderón. Fue en ese entonces que me entregó este poemario titulado Toque de queda, que con el seudónimo de Enrique Rivas querÃa que se publicara fuera del paÃs. Me fui a Canadá en 1974 y era la primera vez que nos veÃamos desde los dÃas posteriores al Golpe. Recuerdo que en esos años Alfonso todavÃa era profesor de la Universidad Católica, pero no sabÃa por cuánto tiempo. Pocas semanas después le rescindieron su contrato y creo que su historia fue la de muchos académicos sacados de sus instituciones en esos aciagos dÃas. De vuelta a Canadá, en esos años todavÃa dictatoriales, decidimos intentar su publicación, pero demoras en conseguir los fondos y la natural dispersión del exilio lo impidieron y permaneció inédito hasta ahora. Esta edición le hace justicia a un conjunto de poemas de un autor, que deberÃa estar alineado junto a otros, que dieron cuenta de la represión oprobiosa de la dictadura en esos dÃas oscurosâ€. Asà revela el poeta NaÃn Nómez en el prólogo el origen de este libro perdido que ahora se rescata. Su hija Teresa Calderón desconocÃa absolutamente la existencia de los versos. NaÃn decide mandárselos en abril de 2023. “Se trataba de una serie de poemas breves, escritos a máquina y ordenados en páginas pequeñas, bajo el tÃtulo Toque de queda. Los tomé con un temblor de infinito entre las manos. Comencé a leer mientras mi mente se reacomodaba en el pasado de mis 17 años y pude unir lo que yo veÃa de mi padre en su cara, sus gestos, su tristeza, con lo que él en secreto sentÃa y pensaba. Eso me lo revelaron sus poemas. Nada es casual, este libro llegaba medio siglo después, en la conmemoración de los 50 años del Golpe y escrito durante el toque de queda que anunciaba lo que se nos vendrÃa después.â€