Violeta trata de colmar un vacío que arrastra desde que nació. Desde su niñez y a lo largo de décadas, intentará llenarse con el amor de otros. El amor arrollador y evanescente de Paul, alma gemela y condena eterna. El amor seguro y colonizador de Salma, fuerte, hermosa y temible como la reina de un pueblo guerrero. Una vida eterna persiguiendo un ideal romántico y sintiendo siempre que tiene que haber algo más, algo más fuerte, más duradero. ¿Podría ser la fe el único asidero cuando ya nada es para siempre? Aixa de la Cruz saca a la palestra las grandes preguntas de su generación y arma una novela que la confirma como «una gran narradora que además es una gran pensadora» |