Beatriz Cepeda, conocida como Perra de Satán, desarrolló un trastorno de la conducta alimentaria. Fueron para ella años de mucho sufrimiento, vergüenza, culpabilidad y aislamiento. Enrique Aparicio, conocido como Esnórquel, descubrió yendo a terapia que ser gay y gordo eran partes de su identidad que le habían expuesto a una serie de traumas que condicionaban su existencia. En ¿Puedo hablar de mi salud mental! narran sus descarnadas historias personales. Su ejemplo puede servir de impulso para quienes saben que hay algo por arreglar en su cabeza, aunque no sepan lo que es. Quizá sus circunstancias sean otras, pero el camino hacia la paz interior es el mismo |