Estas sentaron las bases de una profunda reforma asistencial, alimentada por el deseo de regenerar, modernizar y democratizar el país. Tras la Guerra Civil y el triunfo de los golpistas, la Dictadura franquista cercenó la reforma psiquiátrica republicana e impulsó una psiquiatría altamente politizada en concordancia con una imaginaria tradición cultural española, antimoderna, ultracatólica, autoritaria y nacionalista. La evidente diferencia entre ambos programas psiquiátricos no fue más que una manifestación de un proceso de ruptura más amplio emprendido por el franquismo para destruir la obra republicana y de todo aquello que tuviera relación, a ojos de los vencedores, con el liberalismo, la democracia, el marxismo y la subversión obrera. |