Ahora estamos juntos en la nube y tú dices mi nombre. Tal vez al decir mi nombre escuches una duda mientras yo escucho una promesa. No sé lo que es una promesa, pero sí una nube: el lugar donde tú dices mi nombre no para llamarme. Una montaña entra en el cielo y tú dices que cuando alguien entra en ti, sientes que eres tú la que entra. Yo quiero entrar en ti, en tu cuerpo, en tu destino, y tengo miedo de que tal vez tu destino esté cerrado y tu cuerpo esté herido. El miedo es el estado líquido del dolor, como una herida es el estado sólido del miedo, y no sé si duele más la verdad o la belleza |