Existe un dato que es incontestable en la actualidad: debajo de infinidad de templos, ermitas, monasterios y catedrales existen otros tantos recintos paganos, dedicados también a la divinidad o a otros poderes sobrenaturales. La explicación a esta tendencia del ser humano a construir sus edificaciones sagradas sobre otras no depende sólo de un impulso a mostrar la hegemonía de la religión vencedora sobre la vencida, también habría que considerar que esas edificaciones se encuentran sobre lugares que tienen algo especial, una energía sutil que el hombre percibe casi inconscientemente y que le hace determinar que se encuentra sobre un emplazamiento peculiar. Piedras sagradas recorre estos monumentos dedicados a las distintas divinidades y muestra relación de algunos de ellos con las fuerzas telúricas, con energía tectónica amplificada, que convirtió los lugares en donde se levantan estos monumentos en lugares especiales.Pero no acabará ahí el análisis de Juan Ignacio Cuesta ya que mostrará también el efecto contrario, cómo la piedra que compones algunos de estos lugares, ha sido cargada con la energía de los acontecimientos que allí ocurrieron. Así, en Stonhenge, en el Taj-Majal, en Machu Picchu, en Petra o en la Alhambra, por citar sólo algunos de los monumentos que trata, la piedra nos trasmitiría la historia de las sensaciones de los hechos más importantes que allí acontecieron. Clasifica el autor estos monumentos en función de sus características físicas, espirituales, su especial localización, su uso en la antigüedad y su relación con las redes energéticas de las que antes hablamos. El caso de España será particular ya que al estar entre dos continentes conserva mucha energía telúrica porque acumula mucha fuerza perteneciente al último plegamiento alpino, también el hecho de que sea un país surcado por innumerables ríos subterráneos carga a España de la existencia de lugares mágicos como el Camino de Santiago, el Monasterio de El Escorial, el Monasterio de Suso o Montserrat.Un recorrido por esos lugares en los que el hombre ha querido levantar, piedra a piedra, sus creencias para la posteridad. Una obra en la que arte, ciencia y fe se combinan para hacernos partícipe de la complejidad del ser humano y de la necesidad de grabar sus ideas y creencias y hacerlas eternas. |