Este es el testimonio de lo que han vivido los enfermeros en el último año, esos enfermeros y enfermeras que lo vivieron en primera línea, que miraron de frente al virus armados con bolsas de basura y mascarillas reutilizadas. A quienes la sociedad llamó «héroes» y por quienes aplaudían a las ocho, mientras ellos y ellas vivían con el miedo pegado a su espalda. Es el testimonio de sus lágrimas, de sus temores y sacrificios, pero también de su inmensa felicidad cada vez que apagan un respirador y entregan el alta a un paciente |