Pocos meses después del triunfo de la Revolución Cubana, el gobierno estadounidense lanzó una progresiva campaña de desestabilización sobre la isla: embargo económico, aislamiento diplomático, apoyo a los exiliados que desde Miami buscaban derrocar al incipiente gobierno revolucionario. Pero también hubo una "parte sucia", jamás reconocida, de esa estrategia de hostigamiento: el terrorismo. "Desde los primeros días de la Revolución, Cuba está peleando su propia guerra contra el terrorismo", sostiene el autor, el periodista canadiense Keith Bolender. En el prólogo, y con su habitual lucidez, Noam..." |