No sabe la semilla de qué mano ha caído, de Luci Romero, desciende hasta un tuétano —tierra y lenguaje— y aúna las reverberaciones del tiempo en su ir, ser y venir. El título, préstamo de un verso de Rosario Castellanos, principia la incertidumbre: no saber. Y la semilla, que cae; y la mano, que deja caer. Cinco poemas introducen este libro, a los que siguen tres grandes partes —El tiempo de la quema, La siembra y La semilla, la mano, la siembra— formando un cuerpo rotundo de germinación lingüística y evocación: Allí donde nada se recuerda cae la semilla y la siembra remueve y germina. |