La poesía de Daniel se esfuerza en no salir de lo inmediato. Descubrir la mitología superviviente en los pequeños acontecimientos, en las solemnes frases de los cómics. (...) El poema brota en ese encuentro de triángulos que es lo humano: de la galaxia al beso, de las estrellas del porno a las estrellas “del infinito cielo debajo de tu ropa”, de la Victoria de Samotracia a un anuncio de Chanel. Lo repentino contra lo fugaz. También los polos opuestos del abismo: el fulgor del blanco hacia lo alto, frente al afuera negro del fuego hacia lo hondo. Una misma energía en ambos lados. La complacencia en mezclar la cultura popular y la elitista, el verso libre y el reglado, la cita erudita y el lugar común». Víctor Borrego. |