La novela Mujeres infieles en la era franquista, además de poner al desnudo las vivencias íntimas de un grupo de féminas que "se atrevieron" a destapar sus infidelidades, es una suerte de reparación o reivindicación de la mujer que vivió una época tan oscura como la dictadura en la que, entre otras cosas, a la "infiel" no sólo se le arrebataban sus hijos, sino que, acusada de adúltera, podía dar con sus huesos en la cárcel. Por el contrario, los devaneos del macho, dentro y fuera del matrimonio, solían celebrarse como si de un "trofeo de caza" se tratara. Aquellas jóvenes de entonces dependían también de la firma de padres, tutores o maridos para cualquier actividad por muy tonto que ésta fuera, como abrir una cuenta en un banco o comprarse un coche; no digamos para cosas mucho más serias. En esta novela no es que se justifique la infidelidad de la mujer, pero sí queda claro, a pesar de la represión, algunas se atrevieron a hacer sus pinitos en el mundo del amor extraconyugal, por lo general poniendo su corazón en el empeño como suelen hacer las féminas cuando se enamoran. |