Dos voces buscan respuestas en la figura de un padre en común. En medio de los itinerarios típicos de esa búsqueda, hallarán las razones para su propia existencia y las que provocan necesariamente la escritura de sus dos novelas inacabadas, con las que intentan resolver el misterio que envuelve a su padre. Dos novelas desarrolladas a través del imaginario de la ausencia paternal, influenciadas por su propia referencialidad, escondida desde las estrategias del autor-narrador, basadas y, a la vez, cuestionadas por la relación de la experiencia vivida —aunque también por lo no vivido— y la literatura, con sus mismas obsesiones temáticas que no pueden ocultarse del iceberg de Hemingway y que incitan al arte de poner el ansiado punto final. Novelas en donde la mudez recuerda lo mucho que se puede decir sobre algo, pero que, a su vez, respeta el silencio al que apela. Dos textos, apuntes de diario, memorias autobiográficas —o novelas de autoficción— sobre la paternidad y la escritura, de cuyo diálogo se revela que en realidad son una y la misma cosa |