MEMORIAL DE ARTIMAñAS Y SECUENCIAS SIN CUENTO |
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$ 14.50
Según respuesta
del editor |
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Los recuerdos son una recreación mental de lo vivido, una tergiversación de la memoria que trastoca, moldura, exagera, amplía, adorna, desfigura, mezcla, trasplanta, suprime, disfraza, compagina y selecciona el material embotellado en su rebotica. Como los recuerdos son manipulados «par la mémoire volontaire, la mémoire de l’intelligence, et comme les reseignements qu’elle donne sur le passé ne conservent rien de lui» —según dice Proust—, resulta que los recuerdos se reducen a la sensación que persiste de lo que fue la realidad vivida. Como los recuerdos son las sensaciones que cada uno tiene de lo vivido y las sensaciones son fenómenos individuales, intransferibles y subjetivos, parece imposible poder compartirlos ni siquiera con quienes convivieron con nosotros los hechos que dejaron su huella en nuestra desmadejada memoria. Una vivencia común suele ser recordada de distinta manera por cada uno de los que la rememoran e, incluso, puede que no se pongan de acuerdo en cómo fueron en realidad los hechos compartidos porque la sensación de la vivencia tendrá una imagen determinada de acuerdo con la sensibilidad, la ideología, el carácter y la suerte de cada cual. No obstante, si uniéramos nuestros recuerdos, nos acercaríamos a la verdad de lo que aconteció en tan rijoso día puesto que, como afirma Ortega y Gasset, «la verdad integral sólo se obtiene articulando lo que el prójimo ve con lo que yo veo, y así sucesivamente. Cada individuo es un punto de vista esencial. Yuxtaponiendo las visiones parciales de todos se lograría tejer la verdad omnímoda y absoluta». Del mismo modo, sumando los recuerdos de todos los testigos de unos hechos podríamos aproximarnos a la fidelidad histórica porque todos los recuerdos individuales son parciales, subjetivos y, por lo tanto, imprecisos. A pesar de las licencias que mi imaginación otorga a mi memoria, algo objetivo tendrán mis recuerdos puesto que, no me veo a mí mismo en el telón de mi memoria, veo a los demás hacer y deshacer en torno mío, porque, como dice Julián Marías, «la vida es, ya de por sí, convivencia; la experiencia que de ella se alcanza es también convivencial; y esto hace que su propio contenido incluya a los demás». | ||||||||||||||||||||
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