Entre 1920 y 1950, las películas lograron convertirse en el mayor espectáculo del mundo. Los protagonistas encandilaban al público desde la gran pantalla y pronto fueron erigidos como reyes dominantes del imaginario colectivo del siglo XX. Pero aquel panteón de rutilantes deidades, albergaba asimismo sombras sin fin: espectros, maldiciones, muertes extrañas, crímenes sin resolver, adicciones, magia sexual, satanismo... Hechos misteriosos, sucesos estremecedores y atroces ocurrían entre el lujo y la fatalidad, entre el oro-pel y la decadencia. Crueles destinos inexorables, tanto de numerosas estrellas, como de aspirantes a serlo. |