El innominado narrador de "Los papeles de Gardel", un bibliotecario obsesionado por la figura inasible del cantor, es destinado sin mayores explicaciones a una biblioteca del barrio de La Boca. Allí se entera por un comentario casual, que a pocas cuadras vive, enterrada en vida, la que acaso fuera el único y verdadero amor de Gardel. Este es el punto de partida de una novela que desde las primeras y contundentes líneas va envolviendo al lector en un clima de comedia siniestra, dejándolo a las puertas de secretos que jamás deberían revelarse |