LOS CONCILIOS DE LA PROVINCIA ECLESIáSTICA BéTICA EN LOS SIGLOS VIII Y IX |
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En la Hispania visigoda, la división administrativa de la Iglesia se correspondía con la civil dada la estrecha relación entre ambos poderes. Formada por las provincias Gallaecia, Lusitania, Bética, Cartaginense, Tarraconense y Narbonense, tras la dominación musulmana, Hispania se fragmentó en: Estados cristiano-hispánicos occidentales con Asturias, Galicia, León y Castilla, denominados monarquía Asturiano-Galaica (718-909); los Estados hispano-cristianos de oriente de la península con los condados catalanes, Navarra y Aragón, que fueron conocidos como la Marca Hispánica; y el Estado de Al Ándalus con las provincias Lusitania, Cartaginense y Bética, que quedaron bajo dominación musulmana. Por ende: la configuración eclesiástica de nuestra península quedó dividida en la Hispania cristiana y la Hispania musulmana —con un cristianismo de supervivencia— que englobaba tres provincias eclesiásticas: Cartaginesa, Lusitania y Bética. Esta última constituyó el esqueleto de una Iglesia territorial diocesana y, aunque desaparecieron sedes por la represión musulmana, conservó y luchó por su liturgia, ritos y creencias, tal y como demuestran los cinco concilios nacidos en la provincia eclesiástica Bética durante los s. viii y ix. Lo poco que nos ha llegado arroja luz a esta etapa social y eclesiástica mozárabe que supo preservar su religión y, al tiempo, nos aclara los motivos de la rápida difusión del islam, con sus consecuentes transferencias a la sociedad. El cristianismo, de este modo, se convirtió en minoritario para formar una nueva cultura cristiana islamizada denominada Mozárabe. |
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