Para Adela, encajar en la sociedad provinciana de León, en la aún más hosca de un pueblo o en la del Madrid gris es doloroso. También lo es vivir en la sospecha o sobrevivir rodeadade delatores mientras los suyos malviven en la guerrilla o se han colocado la máscara del régimen. El deseo de revolución late en ella, cuya vida se truncó en el Pirineo un día del año en el que se perdió la guerra, porque ocurrió algo que aún no entiende. A través de ella y de otras muchas, Ana Alonso nos lleva al mundo encorsetado de las mujeres de la posguerra civil, a la nueva España, llena de «secretos, máscaras y mentiras que se exhiben y verdades que se ocultan» |