Sagaz, elegante y con un lenguaje cuidado y preciso, la autora nos introduce en un mundo de mentiras, envidias y traiciones reservado a una élite capaz de todo por conservar su status. Un mundo de hombres duros y mujeres hieráticas, impecables y hermosas, condenadas a representar su papel si quieren mantener su nivel social, aunque sea a través del hombre que las luce orgulloso del brazo. Para Cecil, la protagonista, es una profesión aprendida desde pequeña y su obligación es ejercerla con dignidad y el máximo encanto... hasta en la cama. Pero incluso un mundo perfectamente estructurado y controlado puede tambalearse cuando Cecil nota que tiene un corazón no programado, que obedece a impulsos que escapan de la razón... y es que no se pueden poner barreras al amor. Es una crítica brutal a la impostura, a la belleza sin alma utilizada como un valor de cambio tan importante como la inteligencia o el dinero. Para esta novela, Begoña Ameztoy, creo, no ha tenido que investigar mucho. Describe un mundo que, por su trayectoria profesional, conoce muy bien. Y nunca ha tenido pelos en la lengua. (Maudy Ventosa) |