El tímido aperturismo universitario del franquismo, durante la década de 1960, provocó la emergencia de un pronunciamiento estudiantil cuyas pulsiones rebeldes eran similares a las que estremecían entonces al mundo capitalista. Los recintos de Berkeley, Tokio, México o París, más allá de las reivindicaciones sobre el funcionamiento de la institución universitaria, mostraban el frontal rechazo al proyecto de modernización del capitalismo y a la función que le era destinada a la Universidad. El campus de Madrid no fue una excepción y, en el seno de unas protestas que culminaron con el Estado de Excepción de 1969, destacaría un grupo activista conocido como los 'ácratas', cuya decidida intervención haría girar con más virulencia el torbellino de la revuelta |