los que tratan de hazañas de caballeros andantes, ficciones gustosas y artificiosas de mucho entretenimiento y poco provecho, como los libros de Amadís, de don Galaor, del Caballero del Febo y los demás.Así se definían los libros de caballerías en 1611: libros de entretenimiento, de placer y gusto. Libros que todo el mundo conocía porque siempre había alguien que pudiera leer alguno en medio de una plaza, de un comedor, del patio de una venta. Libros llenos de aventuras, tanto guerreras como amorosas, de enredos y situaciones cómicas, de pruebas imposibles de superar, pero también libros de enseñanzas al mostrar formas ideales de comportamiento, por más que ahora (aparentemente) estén alejadas de nuestro modo de pensar o de actuar.¿O estamos más cerca de los libros de caballerías de lo que creemos?LOS EDITORESJosé Manuel Lucía MegíasEs profesor de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid y Coordinador Académico del Centro de Estudios Cervantinos. Junto a Carlos Alvar, dirige las colecciones editoriales Libros de Rocinante y Guías de lectura caballeresca y publicó una Antología de libros de caballerías (Barcelona, 2004). En 2003 ganó el Premio de Ensayo Sial con su monografía De los libros de caballerías manuscritos al Quijote |