Las emociones, consideradas durante mucho tiempo socialmente incorrectas, van haciendo mella en los individuos hasta que un buen día estallan o bien producen en ellos una involución, en ocasiones, irreversible, «cada emoción reprimida dejará de manera sigilosa su impronta en nuestro comportamiento a través de patrones emocionales que deciden por nosotros, probablemente en contra de nuestros intereses, porque muchas emociones están basadas en el miedo y en la ira» (Punset, 2009: 18). Esas experiencias multidimensionales —cognitivas / subjetivas, conductuales / expresivas y fisiológicas / adaptativas— que existen, como veremos, para poder adaptarnos mejor a diversas situaciones y experiencias, indican en qué medida nuestras necesidades han sido o no satisfechas, y si las situaciones son o no convenientes. Son, por lo tanto, indicios del organismo que nos señalan nuestras carencias. Pero nos han enseñado a no fiarnos de esos indicios, ya que pueden conducir a decir y a hacer lo que no se debe, según las normas sociales establecidas. |