Dos grandes obsesiones mueven estas páginas: la escritura y el erotismo. A Reiniel Pérez Ventura la palabra y la mujer lo inspiran por igual; con él las sílabas y el cuerpo se vuelven lo mismo. El poeta se encuentra ante una doble seducción, pero ha renunciado a lo meramente anecdótico, a los lugares comunes del arte de amar contemporáneo; el poeta se sumerge en el desentrañamiento de la naturaleza propia del amor como de la poesía y su encarnación en el idioma. Todo ello gracias a un tono laudatorio, de alabanza perenne, de oda transida por lo filosófico, aunque es la sola inocencia del cantor frente a la amada lo que nos deja ver la belleza y la verdad |