En un paraje al que las gentes del valle de Chistau denominan El Cobol, todavía hoy se pueden encontrar restos de edificios que se construyeron para la descarga, el lavado y el tratamiento mecánico del cobalto que durante los siglos XVIII al XX extrajeron diversas compañías alemanas, francesas, inglesas y aragonesas.En las minas de San Juan de Plan (San Chuan) se encontró un mineral que superaba en porcentaje de cobalto a todos los hasta entonces encontrados en Europa. Aquí trabajaron durante tres siglos, aunque de forma intermitente, numerosos alemanes, franceses, ingleses y también, cómo no, chistavinos. Hasta este lugar aparentemente perdido llegaron famosos políticos, viajeros, pirineístas e ingenieros de diversas nacionalidades que querían ser testigos de primera mano (y en ocasiones sacar provecho) de la existencia en el valle de Chistau de este mineral tan raro y escaso entonces en todas partes.El profesor de filosofía y escritor José Solana (Plan, 1946), autor de numerosos títulos de su especialidad académica y de una consistente obra literaria en castellano y en aragonés chistavín, emprende aquí un recorrido ameno y riguroso por la historia de este lugar (que cobija a su vez, un singular mosaico de otras pequeñas historias); se apoya además en un interesante y exhaustivo soporte documental y gráfico. |