En 1909 Rafael Altamira arribó a la Argentina, la primera escala de su periplo continental como delegado de la Universidad de Oviedo y embajador intelectual de la España moderna, liberal y progresista. Durante los meses de su estancia, Altamira desarrollaría una intensa actividad social, paradiplomática y académica, que le permitiría intimar con las élites políticas e intelectuales porteñas y platenses, al tiempo que ganar el respeto y simpatía de la clase obrera, de la prensa, de los docentes de todos los niveles de la educación, de los emigrantes españoles y de los diplomáticos de la Restauración |