Los procesos de construcción nacional, tras las independencias americanas, se imbricaron con sus particularidades en el propio proceso de construcción del Estado y la nación española. La gravedad de la crisis de 1898, con la liquidación de su pasado colonial, además de ofrecer una imagen poco edificante para la asimétrica relación de España con sus antiguas colonias, añadió contradicciones a su propia experiencia de nacionalización. Las nuevas repúblicas americanas, por su parte, más allá de elementos culturales de la identidad de gran valor simbólico –historias nacionales, fiestas patrias, artes, etc.–, tampoco eran la expresión jurídico-política de la nacionalidad, sino la de las voluntades y decisiones de sus respectivas sociedades. Como experiencias singulares, todas ellas pueden ser consideradas fenómenos históricos únicos, pero en la medida en que presentan rasgos comunes, su análisis reclama inevitablemente la conexión con la esfera transnacional del proceso general. Explorar “las entrañas de la nación” a través de los registros de similitudes y diferencias, permite ponderar su función en la construcción de las identidades nacionales, sus fases y sus ritmos, y profundizar, en definitiva, en el conocimiento de las complejidades de ese proceso de más de un siglo que tiene lugar a un lado y otro del Atlántico. |