"Leer esta nueva entrega de Loopoesía es volver a sentarse delante de un espejo – nada esperpéntico como el de Valle-Inclán – para sentir que la esperanza y la desesperanza son, en realidad, una misma cosa. En este paseo por Roma, uno siente que hemos olvidado, o perdido que sería peor, el canon de la belleza. Corominas, erigido en Laocoonte nos advierte que el caballo de madera de la postmodernidad puede derrumbar la obra que nos ha hecho más humanos. En esta batalla estamos y el poeta ha decidido alertarnos de los riesgos en un insólito andar por una de las capitales, sino la capital, del conocimiento y el arte." |