Poeta de la contemplación celebratoria, La plenitud descalza –libro luminoso e iluminativo– se antoja un libro de llegada, de conocimiento –en su sentido machadiano- y reconocimiento de uno mismo. El poeta se canta en la conciencia de lo vivido, con mirada gozosa, que se exalta en el amor, las raíces familiares y la introyección sensual de la naturaleza de la que se sabe parte y que, por ello, no rehúye la constatación de las heridas y la finitud, igualmente gozadas como elementos de una vida plena. |