La estatua erigida a Cervantes en Madrid en 1835 consolidó simbólicamente su conversión en monumento de la nación española. En el último tercio del siglo XIX –entre 1874 y 1905– tiene lugar el desarrollo de los llamados nacionalismos periféricos: los de Cataluña, País Vasco y Galicia. En 1905 se celebró, con fastos cervantinos, el tricentenario de la publicación de la primera parte del Quijote. Siete años antes, sin embargo, había tenido lugar la crisis de 1898, con la pérdida de Cuba, Filipinas, Puerto Rico y la isla de Guam, seguida por la venta de las Marianas, las Carolinas y Palao. Ello desencadenó una crisis moral, cultural, política e identitaria, e incluso institucional en toda la península. La España castellanohablante mira a Cervantes como inspiración para un nuevo y revitalizado nacionalismo español, mientras que los nacionalismos catalán, vasco y gallego interpretarán a Cervantes y Don Quijote como una herramienta de propaganda contra el nacionalismo español y contra la uniformidad de una identidad nacional llamada española, a la que contraponen identidades alternativas. Esta investigación se acerca a cómo los intelectuales catalanes, vascos y gallegos intervienen en la conmemoración del centenario del Quijote. Este libro explora los procesos por los cuales los nacionalismos periféricos se acercan a Cervantes –y a las lecturas españolas– para utilizarlo contra el nacionalismo español, así como en defensa de sus nacionalismos, cuestionando la figura de Cervantes y Don Quijote como la representación exclusiva de las naciones que están en España pero no son España, es decir, de sus naciones sin Estado. |