Julio del 36. Horacio sale de la habitación tras darle un beso en la mejilla a su hijo, de ocho años. «Estaba despierto, pero me hice el dormido sin saber por qué. Le vi salir de la habitación con su traje de hilo blanco, su sombrero y su silueta a contraluz en la puerta del cuarto. Fue lo último que vi de él». Horacio Hermoso Araujo, último alcalde republicano de Sevilla, reflexiona mientras se encuentra cautivo de las tropas franquistas sobre su vida y cómo ha llegado hasta donde está. Mientras, su hermano trata de salvarle de la cárcel, en una ciudad conmocionada por el Alzamiento nacional. |