La disolución del clasicismo es el anverso de una moneda cuyo reverso es la construcción de lo moderno. Este es el hilo conductor que enhebra estos ensayos. Tras esclarecer lo clásico en la Estética y el Clasicismo en las artes, su disolución en el relativismo artístico es abordada desde el Renacimiento en la intersección de la historia y la teoría del arte, mientras que la incoada desde finales del siglo XVIII por el relativismo del gusto se apoya más en la teoría estética y la variedad de las experiencias estéticas cosechadas en los viajes, las ruinas encontradas, ciertas tipologías del proyecto, los modos en el jardín paisajístico, y el desbordamiento en lo «picturesque» y lo sublime. Arqueologías de la modernidad en las artes proyecta una mirada retrospectiva sobre el pasado desde unas inquietudes actuales parecidas a las que guiaron La disolución del Clasicismo y la construcción de lo Moderno, publicada también por Ediciones Universidad de Salamanca. Si este relato concluía abriéndose a los amplios ventanales de lo sublime y la infinitud romántica, ahora el punto de partida es, precisamente, la disolución de esa misma forma artística romántica; una disolución que se vislumbra sobre todo en la remoción de lo sustancial que se gesta en el “final del período artístico” durante el segundo tercio del siglo XIX y se consolida a mediados en la experiencia histórica y estética de la modernité. El trasvase al ámbito de las artes se aprecia sobre todo en un doble deslizamiento en el que se despliegan las dos caras de la modernidad: hacia la accidentalidad exterior, interpretada como una vuelta a los fenómenos naturales y artificiales, o hacia la accidentalidad interior, encarnada en el retorno de lo “otro” antropológico en el Primitivismo o psíquico en los Simbolismos. |